martes, 20 de abril de 2010

Las tetas, la cintura y el culo han vuelto. O de cómo Prada se ha cargado lo que ella misma ha creado en un solo desfile.



La historia de la humanidad cuenta cómo en algunas épocas las mujeres gordas eran sinónimo de fertilidad y de riqueza, en otras la delgadez era sinónimo de abundacia, la moda, la industria , los cambios sociales y la economía global han marcado el cuerpo de generaciones de mujeres que han caído rendidas a ésto y a cosas peores convirtiendo sus cuerpos en un termómetro social.


El eterno debate de la extrema delgadez de las modelos está hoy mas vivo que nunca gracias a Prada y aunque me cueste admitirlo también gracias a Marc Jacobs y su bipolarismo estético en Louis Vuitton. Yo siempre pensé que cuando lanzaran la línea de Prêt à porter de Louis Vuitton ésta instantáneamente se convertiría en un sinónimo de lujo, de poderío, en algo tipo Hermés 2040 y Marky lo ha convertido en una especie de Moschino de este nuevo siglo. Yo creo que las clientas de los trapos de Louis Vuitton se deben de volver locas, ahora soy clásico atemporal, mañana minimal, pasado contracultural y el viernes poligonera . Jacobs, Marky fluctúa en seis meses lo que a otras firmas tardan mas de una década en andar.



A mediados de los 90's y principios de la década de este nuevo siglo en el que vivimos la gran Miuccia Prada y su equipo creativo, o su director de casting o sabe dios quién!, sólo contrataban a modelos escuálidas, ninfas del este completamente desconocidas que paseaban sus hermosos esqueletos por la pasarela milanesa. A cambio de ello la grandísima creadora italiana les regalaba un pasaporte para la fama, desfilar en su pasarela convertía casi instantáneamente a las nuevas modelos en celebridades dentro del mundillo para así conseguir una buena portada de Vogue Italia con Steven Meisel y un contratazo con alguien que pague realmente bien... osea con L' Oreal, H&M o Fanta.



Consiguieron poner de moda, en plena bonanza económica mundial, la extrema delgadez, en la mayoría de los casos debido a la juventud de las modelos, casi adolescentes sin formar. Todos siguieron la estela y esta moda impuesta lleva con nosotros tanto tiempo que ya se ha hecho algo imprescindible que las modelos sean un saco de huesos y que la ropa para mujeres la vistan niñas. No os equivoqueis, a mi me encantan las modelos delgadas, pero parece ser que ahora mismo la moda va por otro lado.



En estos tiempos de la Gran C. lo que se lleva son las modelos con tetas, culo y cintura, por lo visto un canon de belleza mas real... que para nada lo es hablando de modelos ¿u os creéis que Doutzen Kroes o Lara Stone son mujeres reales?. En el desfile para el invierno 2010-2011 Prada reclutó a un puñado de tops que se alejaban bastante de esa imagen que llevaba cultivando toda la década, no había ni rastro de sashas pivovarovas pero si de extrañas modelos de Victoria´s Secrets que creo que cuando se miraron en el espejo antes de salir a la pasarela fliparon de verse tan vestidas o tan poco desnudas con severos trajes de heroínas Hichtckonianas.


Días después Marky, imagino que fruto de la casualidad, o gracias a algún topo suyo dentro del taller de los señores Bertelli, sacó a la pasarela casi la misma propuesta también portada por modelos que no se parecen en nada a niñas sin desarrollar, mas bien todo lo contrario. No recuerdo ver tal cantidad de tetas en un desfile desde los desfiles Gianni Versace de finales de los 80's.



Y es que esta buena señora se acaba de cargar con una sola colección a todo el rollo Trash ochentero, el revival de modas pasadas, los 60's, los 70's, a Montana, a Mugler y Alaïa, a las supermodelos, a Versace y creo que también ha herido de muerte a un montón de modelos que no van a tener mucho curro en los próximos años.



Prada, o mejor dicho, Miuccia Prada, la auténtica triunfadora de esta primera década del siglo parece que se ha inventado ella sola todo esta rueda de la moda, estos cambios que aunque no os lo creáis nos van a afectar a todos incluso a aquellos que consideran que la moda es algo frívolo o superfluo. Prepara os para una nueva década de moda, moda de la de verdad, de la mano de la auténtica y genuina reina de la tendencias.

lunes, 12 de abril de 2010

De mayor quiero ser "consulting".

Durante la Semana de la Moda de París saltó la noticia de que Carine Roitfeld y su equipo estaban vetados en el desfile de Balenciaga por Nicolas Ghesquière. No es la primera vez que un crítico de moda o periodista del ramo es vetado en asistir a un desfile de algún diseñador de moda. Todos recordamos el incidente entre Marc Jacobs y Suzy Menkes o entre Giorgio Armani y Anna Wintour o los años que Prada prohibió la entrada en sus desfiles de Suzy Menkes por criticar de forma radical los estampados de Miuccia y decir de ellos que eran como las alfombras de su casa, en aquella época feista que tuvo Prada en los 90's.

A mi me encanta criticar, me chifla, y me gustan mucho mas las opiniones encontradas sobre los mismo temas, llevar la contraria y provocar, creo que provocar es lo que mas me gusta del mundo y ver las reacciones de la gente. Las críticas de moda y los enfrentamientos entre prensa y creadores son tan viejos como la misma historia de la moda. Chanel odiaba a muerte al editor de moda del Vogue Francés y se murió peleada con casi todos los editores de moda del planeta porque cubrían los desfiles de Ysl con la misma pasión que los suyos.

Esta vez el conflicto no ha sido por una mala crítica o por falta de prendas en los editoriales de la edición francesa de Vogue, esta vez el conflicto se ha producido por algo tan increíblemente estimulante como es el espionaje industrial, me encanta. Chanel le hacía firmar a sus empleadas, desde las premières hasta las costureras y las petit mains, un documento en el que se les prohibía desvelar cualquier detalle de la colección y alguna clienta intentó en su momento sobornar a alguna costurera para que le contara , ávida de información, en que estaba trabajando Mademoiselle.





Ahora esto se llama espionaje industrial, como en una película de James Bond en la que la banda sonora no la canta Shirley Bassey sino Lady Gaga, el equipo de Balenciaga le prestó un abrigo a los chicos de Vogue Paris para fotografiarlo en un editorial y milagrosamente el abrigo terminó en Milán en el cuartel general de Max Mara, que desde los 90's no levanta cabeza de los abrigos camel que lleva produciendo desde los 70's. Hasta aquí esto sería anecdótico si no fuera porque Carine Roitfeld ejerce de consultora para los chicos de Max Mara...bueno para Max Mara y para casi todas las firmas que salen fotografiadas en los editoriales de la revista.


Carine trabaja para Max Mara, seguramente también para Balmain y para Givenchy como en su día lo hizo para el Gucci y el Ysl de Tom Ford. Anna Wintour mantiene una estrecha relación con Oscar de la Renta y aquí en España, Julia Martinez-Musa la super- editora de moda, icono de estilo patrio y jefa de estilismo de la revista Telva, lo hace con Nicolás Vaudelet de El Caballo y antes lo hacía para Javier Larraínzar, el verdadero enfant terrible de la moda española.



Ejercer de consulting y trabajar como editora de moda de una revista o directora de la misma apriori debería estar prohibido, es como ser Juez del Tribunal Supremo y juzgar alguna reclamación particular, seguramente en derecho esto se llama prevaricación, cohecho o proxenetismo.

Es una nueva moda ésta muy peligrosa a la par que altamente rentable para los consultores, una profesión en la que tu trabajo consiste en opinar sobre lo que otros han ideado, construir un estilismo que a veces en lo único que consiste es en añadir unas gafas de pasta enormes sin cristales a un vestido o simplemente instar al diseñador a eliminar los forros para hacer mas atractiva y mas cool una colección que sino fuera así sería rancia o simplemente sosa.





Un trabajo que consiste en decir lo que te gusta y lo que no, sugerir temas, lucir ropas y complementos antes de que salgan al mercado (regalados) y mas tarde fotografiarlos para tu revista mientras con la otra mano alabas el buen trabajo hecho por...en realidad es tu jefe, el que te paga en tu segundo trabajo así que imagino que ni si quiera es delito, en realidad es tu obligación.

En estos tiempos de globalización en los que los periodistas tienen mas poder que los propios diseñadores, unos tiempos en los que el grupo presidido por Monsieur Arnault, el todopoderoso LVMH, acaba de adquirir tres cabeceras de prensa francesa, con el fin no sólo de expandir su holding sino de sellar para siempre cualquier atisbo de crítica a alguno de los desfiles del grupo echo de menos la independencia de la prensa y el talento enorme de diseñadores como Yves Saint Laurent que dejaba con cada colección con la boca abierta a prensa y a clientela.

Un trabajo maravilloso que sería ideal para mi que soy experto en alabanzas y en críticas destructivas y constructivas, lo dicho cuando sea mayor, no os engañéis falta mucho para ello, quiero ser consulting.

domingo, 4 de abril de 2010

Las alas de Ícaro.

En la mitología griega Ícaro y su padre Dédalo fueron encarcelados en una isla de la que no podían escapar por barco. Cuenta la leyenda que padre e hijo comenzaron a construir unas alas con cera para escapar de allí. Cuenta la leyenda que al volar cerca del sol para alcanzar el paraíso, éste derritió la cera, las alas se deshicieron e Ícaro murió ahogado en el mar.


En Enero de 1997 en L' Ecole des Beaux Arts en París un joven Alexander Mcqueen de 27 años ofrecía a un público expectante su primer desfile para la Casa Givenchy. El desafío era enorme, sustituir a John Galliano que había estado al frente de la firma durante dos años con gran éxito tanto de crítica como de ventas y que promocionaba para diseñar los shows de Dior, el buque insignia del grupo presidido por Arnaud. Mcqueen, con una sensibilidad estética alejada del romanticismo y de la suavidad que Galliano le había otorgado a la casa francesa, que tenía como imagen a la dulce y cuasi virginal Audrey Hepburn , no dejó indiferente a nadie con esta colección de debut para el holding de lujo LVMH.


Era su oportunidad de dar el salto comercial desde Londres a París donde se estaba fraguando un nuevo futuro para las casas de Costura francesas que empezaban una segunda juventud después de años de letargo. Bernard Arnaud confiaba en la nueva hornada de diseñadores muy jóvenes pero muy preparados para, además de ofrecer estupendas colecciones, hacer que éstas fueran rentables.


Su primera colección para Givenchy no dejó indiferente a nadie, se trataba de su primera colección de Costura y la expectación era máxima, ahí estaban Mario Testino, Carinne Roitfeld, John Fairchild, Anna Wintour, Isabella Blow, que fue la que negoció su contrato con el holding del lujo, su amiga, descubridora, mentora, musa....

Para la ocasión Eva Herzigova, Amy Wasson (famosa modelo de los 90's con cara de yonki que fue demandada por su propia agencia por ser lo que era), Carolyn Murphy, Naomi Campbell o Shalom Harlow fueron contratadas junto a otras modelos famosas de la época para darle el esplendor a una colección de Costura. Pero Mcqueen quería algo mas, para ello contrataron a Marcus Schekenbergh el primer supermodelo reconocible por medio planeta, lo subieron en lo alto de uno de los muros cubierto solamente por una túnica que dejaba al descubierto todo su torso con unas gigantescas alas. Marcus daba la bienvenida a un show de Costura que cambiaría la vida del joven Lee Mcqueen para siempre.


La radicalidad de Mcqueen no sólo se demostró en la puesta en escena, desafiando a todos los críticos y puristas sólo utilizó dos colores el blanco y el dorado rechazó de lleno los archivos de la maison y centró el tema de la colección en la mitología.


Las siluetas eran mas o menos las que había utilizado en sus anteriores shows londinenses, monos que parecían trajes de chaqueta con enormes escotes, drapeados en vestidos, corsés, trajes de amazonas en cuero y mucho tailleurs experimentales que vistos hoy, trece años después, se ve que eran el embrión de lo que fueron sus ultimas y grandiosas colecciones para su firma después de firmar con Gucci Group para producir sus colecciones.


La prensa, sobre todo la francesa, no tuvo piedad con la colección, y mucho menos con el diseñador, tachando su trabajo y el de su equipo de tosco y vulgar y de mancillar el legado que Hubert de Givenchy, discípulo de Balenciaga, había dejado tras su retiro. Tampoco ayudó mucho las declaraciones que mas tarde el propio Mcqueen dió a la prensa diciendo que el legado de la casa era irrelevante para la historia de la moda.


Y es que Mcqueen siempre se caracterizó por ser políticamente incorrecto y por decir lo que pensaba, quizá se acercó demasiado al paraíso y sus alas se derritieron.

(He escrito un artículo en la revista on line en la que colaboro Showdown sobre Mcqueen, ya me direís qué os parece).